Emilio Moral, socio-director en Responsablia
La comunicación responsable es, entre otras características definitorias, un recurso para la gestión de la Responsabilidad Social Corporativa (RSC). La RSC “es, además del cumplimiento estricto de las obligaciones legales vigentes, la integración voluntaria por parte de la empresa, en su gobierno y gestión, en su estrategia, políticas y procedimientos, de las preocupaciones sociales, laborales, ambientales y de respeto a los derechos humanos que surgen de la relación y el diálogo transparentes con sus grupos de interés, responsabilizándose así de las consecuencias y de los impactos que derivan de sus acciones”. (Fuente: Estrategia Española de RSC, 2014-2020).
A partir de la definición de la RSC, la comunicación responsable deberá alinearse con aquella y, para ello, deberá tener en cuenta una serie de aspectos:
- La información no financiera: los impactos generados por el desarrollo de su objeto social.
- La normativa interna: la ética y modo de comportamiento para realizar su objeto social.
- Los grupos de interés: priorizar y atender sus expectativas, necesidades y requerimientos.
- La estrategia: cómo se integra la RSC en la gestión y operativa diaria.
Por lo tanto, la comunicación responsable vendrá definida para cada aspecto anterior cómo:
- Rendición de cuentas: proporcionar avances y retrocesos mediante indicadores de gestión.
- Resolución de conflictos: proporcionar hechos relevantes acaecidos y su resolución.
- Análisis de riesgos y oportunidades: se definen para cada grupo de interés.
- Planes y programas: relación de las actividades llevadas a cabo en materia de RSC. La materialización de la comunicación responsable para cada aspecto, se efectúa por diferentes vías, métodos, instrumentos y canales.
Se proponen los siguientes, para cada aspecto:
- Memoria de sostenibilidad: relación del grado de consecución de los objetivos marcados. – Canal de denuncia & de sugerencias: memoria de sus actividades respectivas.
- Plataformas de diálogo: relación de hitos, logros y avances para cada grupo de interés.
- Plan Estratégico de RSC: memoria del año pasado y planificación del año siguiente. La comunicación responsable, por todo lo comentado hasta ahora, es transversal. Ello implica que, bajo la dirección de un grupo de personas expertas en RSC y comunicación, toda la organización está implicada para alcanzar sus objetivos que, como se han visto, se definen a partir de esos 4 aspectos que deben impregnar el sentido y la coherencia de la comunicación responsable.
Los valores que deben caracterizar una comunicación responsable son, para cada uno de los aspectos tratados, los siguientes:
- La honestidad: la rendición de cuentas debe ser fiable, debe poder ser escrutada y, por tanto, deber ser creíble. Así se genera confianza a la comunidad y a la sociedad.
- El respeto: a la diversidad de opiniones, a la gestión de las diferencias, a las ideas disruptivas, y su gestión pre, durante y post, bajo este valor universal.
- La sensibilidad: para con los diferentes grupos de interés y sus objetivos y expectativas, pero también para sus exigencias, demandas y requerimientos.
- El servicio: la RSC supone la generación de valor compartido, es decir, para la organización y para la sociedad y el medio ambiente. La guía que lo hace posible es la voluntad de servir. Por lo tanto, la comunicación responsable será más eficaz cuanto mejor desarrolle los 4 aspectos antes mencionados, y su correlación será el grado de alineación con la estrategia de la RSC en la organización.
En este sentido, se proponen una serie de indicadores de medición para cada uno de los aspectos tratados:
- La transparencia: acceso a la información proporcionada en la rendición de cuentas, con posibilidad de verificación externa y auditable.
- La mediación: no sólo para la resolución de diferencias, sino también para la gestión de sugerencias e ideas de mejora.
- Los acuerdos: todas las actuaciones conjuntas realizadas con los grupos de interés, en forma de sinergias, alianzas, colaboraciones, eventos, etc.
- Los objetivos: grado de consecución de los mismos para cada plan y programa, con los avances y las dificultades encontradas. Por todo ello, y para colofón a todo lo dicho, la comunicación responsable será, ante todo, un elemento de gestión traducido cómo una fuente de generación de confianza, el valor intangible por excelencia.
*Artículo publicado en el Monográfico de Comunicación Responsable de Corresponsables.