Partimos de la base de que la comunicación de la Responsabilidad Social Corporativa no tiene sentido si la empresa no es responsable. Atrás quedan (o deberían quedar) aquellas organizaciones que se cuelgan la medalla de “responsable” o “sostenible” mientras su realidad empresarial representa lo contrario, es decir los conocidos lavados de imagen o campañas de marketing que pretenden maquillar las malas prácticas de una empresa con acciones de RSC. En el extremo contrario, sin embargo, nos encontramos también con el problema opuesto: las buenas marcas que no son capaces de transmitir a sus grupos de interés por qué son buenas marcas y qué están haciendo en este sentido. En un momento en que la RSC es un concepto consolidado en todos los sectores, queda pendiente conseguir que la práctica llegue más allá de las memorias corporativas e impregne también el discurso de cada organización.
«Atrás quedan (o deberían quedar) aquellas organizaciones que se cuelgan la medalla de “responsable” o “sostenible” mientras su realidad empresarial representa lo contrario»
Como Centro Especial de Empleo, la razón de ser de Grupo SIFU es la integración socio-laboral de personas con discapacidad. De hecho, un 85% de nuestra plantilla tiene algún tipo de discapacidad, ya sea física, psíquica, mental, sensorial u orgánica. Así pues, podemos afirmar que, desde el primer día, la RSC está completamente integrada en nuestro ADN de una manera transversal. En nuestro caso, comunicar las acciones responsables ha sido el camino natural, no obstante algunas compañías se topan con una relación poco fluida entre los departamentos de Marketing y/o Comunicación y el área de Responsabilidad Social.
Como decía anteriormente, los cimientos para una buena comunicación de la RSC consisten en hacer las cosas bien y luego contarlas. La responsabilidad empresarial en todas sus dimensiones –en las políticas medioambientales, de recursos humanos y conciliación, etc.- está tomando cada vez un papel más relevante y es por ese motivo que debemos hacer partícipes de ella a nuestros interlocutores, fortaleciéndose así los vínculos creados y generando valor compartido, pero seguramente una de las mayores claves está en cómo hacerlo: ¿Se puede innovar en el ámbito de la comunicación de la RSC? Sin lugar a dudas la respuesta es sí.
«los cimientos para una buena comunicación de la RSC consisten en hacer las cosas bien y luego contarlas»
En los últimos años han aparecido en escena numerosos nuevos formatos que pueden ayudar a todo tipo de empresas a transmitir, también, su estrategia de responsabilidad social. Gracias a nuevas herramientas narrativas como la gamificación, los brand films o las redes sociales corporativas, hoy es más fácil que nunca hacerlo, consiguiendo traspasar el umbral de la comunicación gris y unidireccional al engagement por parte de nuestros grupos de interés. Por otra parte, el arte de contar historias, también conocido como storytelling, nos resultará de gran utilidad como herramienta innovadora y capaz de “llegar” a la gente. Cada vez más, el reto está en trasladar el protagonismo a las personas y sus historias, un camino aún por descubrir en el campo de la comunicación de la Responsabilidad Social Corporativa.