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Emili Altur Mena, gerente de la Fundación Novaterra, comparte con Corresponsables su trayectoria en el mundo de la responsabilidad social corporativa, así como sobre su opinión sobre la situación actual en nuestro país  y las buenas prácticas y acciones de su organización.

¿Cómo llegaste al mundo de la responsabilidad social, qué recuerdas de aquellos inicios, como estaba la responsabilidad social en nuestro país y en tu organización esta materia?

Yo llevo en la Fundación Novaterra año y medio, antes he sido voluntario aquí, pero como gerente llevo desde enero del año 2020.  La RSE la conozco y la vengo trabajando en otras organizaciones donde he estado trabajando y colaborando. Llevo trabajando desde el último año de carrera y siempre ha sido una materia que me ha gustado, me ha interesado mucho y eso que estamos hablando de finales del siglo pasado y sin vislumbrar lo que en un futuro serían los Objetivos del Milenio y luego los Objetivos de Desarrollo Sostenible, el Pacto Mundial y todo el mundo que se está imbuyendo sobre la RSC actual. Yo en aquella época ya vislumbraba que era una materia que no tendría que ser una moda y tenía que quedarse. El tiempo me ha dado un poco la razón, y desde luego la RSE que yo conocí a finales de los 90 y que estamos trabajando hoy en día no tiene nada que ver, ha sido una evolución brutal.

¿Cómo ha evolucionado la estrategia de responsabilidad social de Fundación Novaterra en estos últimos años hasta ahora y cuáles son actualmente las líneas de actuación?

Las nuevas tecnologías han marcado y marcan mucho. Las redes, los nuevos instrumentos mass media están ahí y eso te obliga a difundir tus prácticas y todas las líneas de trabajo.

Después, las nuevas líneas que están surgiendo actualmente con ocasión, por ejemplo, del covid, con toda la vinculación a fondos europeos y otras líneas de trabajo en administraciones públicas y privadas, también nos están imbuyendo mucho. Sobre todo el mundo de la economía triple cero, de la sostenibilidad económica, ambiental y social, se están también trabajando mucho. Y yo destacaría, sobre todo en la evolución de la RSC de los últimos años, el ámbito del conocimiento por parte de los que integramos la propia Fundación, tanto como personal como el patronato. Es fundamental que se imbuyan de ella y que puedan hacerla también suya respecto de sus organizaciones. Nosotros tenemos organizaciones públicas y privadas dentro del patronato. Hay patronos de instituciones públicas y hay patronos de instituciones privadas.

¿Puedes poner algún ejemplo de buenas prácticas de tu organización en estos temas?

Nosotros, por ejemplo, sin estar obligados, trabajamos, desde hace tiempo, todo el ámbito de la igualdad de género. Con la nueva normativa no empiezan a computar hasta 50 trabajadores, en Fundación Novaterra no somos 50 trabajadores, pero este año hemos renovado por segunda vez el plan de igualdad con el visado de la Generalitat Valenciana.

Fomentamos mucho la contratación indefinida de nuestros trabajadores y trabajadoras, nos gusta saber el clima laboral. Ahora se habla mucho de clima laboral pero nosotros que hace años que practicamos este tipo de encuestas. Nos gusta saber cómo se encuentran nuestros trabajadores, qué podemos mejorar para que se encuentren mejor. Sin ser obligatorio para una fundación, publicamos nuestras cuentas anuales en el portal de transparencia interno y, además, lo cedemos también a la Asociación Española de Fundaciones, de la cual somos parte para que lo publiciten también. Nuestros estado de cuentas es público, como fundación estamos obligados a llevarlo ante el Protectorado, pero el Protectorado no hace públicos estos datos. Nosotros sí  hacemos publicidad, no tenemos nada que ocultar, somos transparentes.

Hace un año nos embarcamos en el ámbito de la energía verde a través de la contratación de una cooperativa de energías renovables. Nuestra energía es toda de energías renovables. Estamos trabajando también la ampliación de nuestro objeto, que es la de ayudar a personas a encontrar trabajo o a generar autoempleo a través de la creación de empresas sociales y de la economía social. Esto serían las buenas prácticas, aparte del día a día de nuestro trabajo.

¿Qué papel tiene en la Fundación Novaterra la comunicación de la responsabilidad social y qué destacarías de la misma?

La comunicación de nuestra RSC es fundamental, porque hacemos nuestro ese dicho de “Lo que no se comunica, no existe”. Creemos que es obligación de la Fundación comunicar todo lo que hacemos en nuestro trabajo para que la gente lo sepa, para nosotros es un sello distintivo el trabajar el ámbito de la RSE. Comunicamos todas las semanas, cualquiera que nos haga el seguimiento verá que tenemos decenas de entradas en todas las redes sociales, estamos elaborando un canal interno de trabajo con nuestros patronos y patronas para que estén al día de toda la información. Y el ámbito de la comunicación para nosotros es capital. No entendemos nuestra RSE sin comunicarlo, lo publicitamos en nuestra memoria anual, pero, además, en determinadas entidades y lugares donde estamos ubicados, como son Alzira y Alcoy, elaboramos informes mensuales y trimestrales a nuestros principales actores de la zona, informándoles de cómo estamos trabajando, cuáles están siendo los frutos y cuales son las nuevas líneas de RSE que estamos trabajando.

¿Cuáles crees que son las principales ventajas y beneficios de apostar por la responsabilidad social?

La verdad es que, esta pregunta, me la han hecho muchas veces y no sabría responder diciendo cuál es el beneficio concreto. No la sabría responder, porque no me la cuestiono; es decir, no porque no sepa responderla sino porque no me cuestiono que no haya beneficios que no estén asociados a la RSE. Y porque, a nosotros en la Fundación Novaterra la RSE nos ilumina tanto en el cómo y hacia dónde actuar. Para nosotros la RSE impregna a toda la organización, es un instrumento de trabajo que, a su vez, nos dice hacia dónde debemos de caminar. Cuando hablamos con nuestros usuarios, con las personas a las que ayudamos, ellos nos indican nuevos horizontes, agujeros del sistema donde poder trabajar y nosotros los cumplimentamos. Eso es parte de nuestra RSE, trabajar ante los retos que la sociedad nos plantea. La sociedad, que es un ente genérico, para nosotros se traduce en las personas a las que ayudamos. Y son estas con las que conformamos nuestra responsabilidad social diaria. Esas serían las principales ventajas y beneficios, te retroalimenta en tu razón de ser y te da una razón de ser también todos los días para estar trabajando y ver que no vamos mal encaminados. Solucionar ese tipo de retos sociales.

En tu opinión, ¿Cuáles son los principales errores que se siguen cometiendo en torno a la responsabilidad social y cómo se pueden subsanar?

Diría que hay un gran error que se comete desde las organizaciones, que es pensar que esto no va con nosotros y es de puertas afuera. Es decir, yo hago RSE la cumplo mediante convenios con una ONG, trabajando en un país latinoamericano, de África o de Asia…y no digo que no haya que hacer, son tremendamente loables los trabajos que hacen estas ONG que trabajan, pero la contratación de estas entidades o trabajar en esta línea no es solo la RSC. Y a veces en ese reduccionismo es donde radica su problema, que muchas organizaciones piensan que cumplen porque convenian con estas ONG y eso no es hacer RSC.

Todo esto se podría subsanar mediante la concienciación de la dirección y la formación de todo el mundo, desde el que está más abajo en la cadena de mando hasta el que está arriba. Es fundamental imbuirlo de determinado vocabulario, de determinadas maneras y fomentar también la creatividad y la innovación. La innovación social, que está tan de moda, nosotros en Novaterra la llevamos practicando 25 años y no lo denominábamos innovación social, le llamábamos solucionar un problema, o descubrir que a través de una línea se podía ayudar a más personas. Creo que ese es el gran problema que en estos momentos tienen muchas organizaciones, que vinculan en exceso la RSE a temas de fuera de ellos.

Todavía se oye en determinados foros que las empresas llevan a cabo sus prácticas de responsabilidad social por lo que se conoce como greenwashing, por lavado de imagen. ¿Qué opinas de esto y cómo se puede revertir esta situación?

Esto es un poco al hilo de lo que acabo de decir, el greenwashing no es RSC, es utilizar algo únicamente como fin, no como medio. Esto pervierte el sistema. Yo siempre digo lo mismo, las mejores ayudas sociales serían aquellas que no debieran de existir. Ojalá que la fundación Novaterra o los departamentos de servicios sociales de la administración pública no existieran, porque eso significaría que no hay gente, que no hay personas que necesitan de este tipo de actuaciones.

Yo creo que el greenwashing lo que hace es pervertir el sistema y fomentar que, al hilo de este tipo de ayudas de grandes organizaciones se fomenten estas actuaciones. Esta situación, probablemente, se prodría revertir con algún tipo de comité u observatorio donde estén todos los actores implicados y se pudiera dilucidar qué es greenwashing de lo que no lo es o lo que es avalar líneas de trabajo de la RSE y lo que no. Y, a lo mejor, por ahí se podría trabajar el que este greenwashing no estuvieran tan bien asentado, porque en el mundo del tercer sector, desgraciadamente, si lo está.

¿Como fomentáis desde la Fundación Novaterra la comunicación y el diálogo con los grupos de interés, cómo lo lleváis a cabo y cuáles son las principales buenas prácticas qué destacarías?

Nosotros lo hacemos a través de nuestros canales de comunicación y de reuniones constantes con todos. Toda la gente que está vinculada laboralmente a la Fundación Novaterra invierte mucho tiempo en informar, en generar este tipo de networking, lo llevamos en nuestro ADN. Nosotros no entendemos nuestro trabajo sin el networking, sin el conocimiento, y eso hace que la gente a la que queremos alcanzar esté bastante bien informada. Básicamente es eso: reuniones, comunicaciones, eventos… es verdad que, en este año de pandemia nos hemos tenido que reconvertir a lo virtual. Todos los años teníamos (y esperemos que volvamos a ello) nuestros encuentros anuales con trabajadores, stakeholders y con terceros que nos interesaba que conocieran nuestra actividad y la difusión de nuestros objetivos y fines. Esas son algunas buenas prácticas que yo destacaría.

¿Cuáles son los retos y desafíos de la responsabilidad social en nuestro país?

Para mí el principal reto, como hablábamos antes del greenwashing, es que las organizaciones, las empresas, hagan nuclear la RSE. Que impregne todo el sistema y las  estructuras de trabajo y que no se vea la RSE como un departamento más de la organización. Ese, para mí, es el gran desafío de nuestro país. Si con eso se ha de legislar, si con eso, inicialmente, se han de dar algún tipo de ayudas o se ha de premiar a través de la contratación pública, bienvenido sea. Es verdad que, en un sistema normal, en el que esto ya existiera, este tipo de ayudas o empujes no hacen falta, pero mientras no lo sea, bienvenidas sean ese tipo de ayudas.

¿Cuáles son los retos de la Fundación Novaterra en este ámbito y como los vais a llevar a cabo?

Yo diría que tenemos como cuatro o cinco grandes retos. El primero es ser más conocidos como fundación y, una vez conocidos las empresas y organizaciones nos consideren como un instrumento de sus empresas para cumplimentar y fomentar la responsabilidad social. El segundo es implementar toda la estructura de RSE con las nuevas sedes. Nosotros estamos en una fase de crecimiento muy importante, en mitad del año de la pandemia, en el 2020, abrimos la sede de Alzira, con lo cual ya trabajamos en Paterna y Valencia, y con ello es toda el área metropolitana de la ciudad de Valencia. Trabajamos en Alcoy y toda la Mancomunitat de L’alcoia, y trabajamos en Alzira y vamos a extenderlo a toda la comarca de las dos riberas. Además, estamos en negociación con el Baix Maestrat para abrir en las tierras del norte, en Castellón y en la zona de Alicante. Con lo cual, para nosotros es muy importante que nuestras sedes y nuestros trabajadores de cada sede sepan de RSC y que lo imbuyan en su manera de trabajar.

También es muy importante que nuestros usuarios y grupos de interés, nuestros stakeholders, se imbuyan de esta metodología. Y ahora estamos fomentando la creación de empresas sociales, de triple impacto: económico, social y medioambiental. Ese es el gran reto que tenemos en estos momentos en la Fundación Novaterra. Y estamos  generando los indicadores de medición para que todas nuestras actuaciones tengan su correspondiente indicador de medición, para mejorar donde podamos mejorar.

Escucha aquí la entrevista completa con el protagonista:

ObservaRSE
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Periodista en Corresponsables

1 Comment

  1. Este enlace dice:

    Hacéis una labor fascinante, os admiro mucho. Así si cambia el mundo. Un saludo.