Algo tan sencillo como elegir película, reservar la entrada y disfrutar de ella en un momento de ocio, puede ser un proceso muy complejo para cerca de tres millones de personas que, en nuestro país, presentan problemas auditivos de distinto tipo y grado.
Encontrar películas subtituladas es, a veces, misión imposible. Asimismo, salvo contadas experiencias, las salas no disponen de recursos de apoyo a la audición, como sistemas de bucle magnético, que permiten a los espectadores con sordera poder seguir la proyección a través de sus prótesis auditivas.
La actual Ley del Cine, y su normativa de desarrollo, encargada de regular aspectos como la concesión de ayudas a la producción, exhibición y distribución en España, sigue ignorando a las personas sordas, dado que no contempla como requisito indispensable para conceder dichas ayudas que, tanto películas y productos audiovisuales, como las salas de proyección, sean accesibles.
Por este motivo, la Confederación Española de Familias de Personas Sordas (FIAPAS) reclama a los organismos responsables de la concesión de tales subvenciones y a la propia industria del cine mayor implicación para que en toda producción cinematográfica y audiovisual se asuma la accesibilidad desde el origen de cada producto.