Esta entrevista forma parte de la Revista Corresponsables 77: Especial ODS18.
En esta entrevista, Beatriz Toribio, Head Regional Comunicación Corporativa – IberoLatam & France de Allianz Partners, habla sobre la importancia de añadir un «ODS 18» a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, enfocado en garantizar una comunicación eficaz que movilice a la sociedad hacia estos objetivos globales.
A través de su experiencia, Beatriz Toribio reflexiona sobre cómo la comunicación puede y debe jugar un papel central en la promoción del desarrollo sostenible y en la construcción de una sociedad bien informada.
Desde la muerte de José Luis Perales, hasta la explosión del Pentágono, pasando por la relación sentimental entre Miguel Bosé y Pablo Alborán; estos son solo 3 de los millones de bulos que circularon por internet el año pasado.
Estas noticias, además de toda la información falsa que nos alcanza diariamente a cada uno de nosotros, son una fuente generadora de inseguridades, prejuicios y conductas muy dañinas para la sociedad. Es necesario establecer un objetivo de desarrollo común claro que defienda la Comunicación Responsable. Creo que una comunicación coherente y ética es la vía a seguir para romper barreras y hacer del mundo un entorno más respetuoso y tolerante.
La confianza es un valor fundamental. Actualmente, los diálogos globales los lideran agentes sociales que cuentan con poca confianza por parte de la audiencia. Creo que este es el primer aspecto en el que se debería trabajar para entender estos desafíos globales como retos comunes que todos entendemos y asumimos.
Es imposible buscar soluciones a un problema que o no conocemos o la información que tenemos sobre él es escasa e imprecisa.
El diálogo abierto y constructivo se debería abordar desde el conocimiento, la verdad y la confianza.
El compromiso adquirido por la prensa y los medios de comunicación es el de ofrecer información veraz y contrastada; esta es la máxima diferencia que existe con la información que podemos encontrar en redes sociales o blogs particulares. Sin embargo, la necesidad de subsistir económicamente obliga en muchos casos a los medios a ofrecer información algo tendenciosa y parcial (intereses comerciales, políticos…).
Incluso por la presión que ejercen los propios suscriptores que deben pagar para poder acceder a la información. Estas suscripciones implican también que parte de la población decida informarse a través de canales que no suponen ningún coste, pero que no garantizan en ningún caso que esa información sea real.
Al margen de ciertas medidas esenciales para garantizar la libertad de prensa como puedan ser el enfoque ético basado en hechos, el lenguaje positivo e inclusivo o la transparencia, debería existir un apoyo unánime a la prensa en general, con el derecho de todos los medios a la misma ayuda económica, independientemente de anunciantes o patrocinadores.
Fomentar la educación y la alfabetización digital ofrece a los ciudadanos herramientas para afrontar con garantías la información actual y para detectar a tiempo los bulos y la desinformación. El conocimiento de la población sobre este tema también supone que no contribuyan a la difusión de estas noticias falsas en redes sociales, internet y o apps como Whatsapp y Telegram.
Lo que comentaba, siguiendo una estrategia que eduque a las personas para que puedan identificar la desinformación rápidamente.
En ocasiones, es el propio gobierno el que puede y debe tomar medidas. Esto es lo que ha sucedido recientemente en España en el caso de ‘la crema de hemorroides para las ojeras’, publicidad de productos sanitarios que hacen influencers a través de redes sociales sin ningún tipo de criterio y, frente a lo cual, Sanidad ha tenido que tomar medidas.
El sector público y privado deben colaborar, pero también comprometerse a que todo lo que comuniquen lo harán siguiendo los principios de veracidad y coherencia, además de los valores como la tolerancia o la inclusión.
Todas las organizaciones, públicas y privadas, tienen la oportunidad, a través de una comunicación responsable, de fortalecer su reputación, generar esa confianza de la que hablábamos antes y fomentar la participación activa de todos los agentes sociales. Este compromiso favorece a la prensa y a la sociedad en general.
Abanderando un discurso tolerante y responsable, compartido de forma profesional y transparente.
Personificando las historias y equilibrando los relatos a cualquier persona, independientemente de su origen o condición. Es importante que todos sepamos que las situaciones de vulnerabilidad pueden darse en cualquier momento y nos puede suceder a cualquiera.