Los motivos por los que una organización no posee una buena comunicación son múltiples y sus efectos siempre arrojan el mismo resultado: la falta de rentabilidad en la empresa. En estos pocos pasos se puede ver la conexión que existe entre la falta de comunicación y la rentabilidad de la empresa.
En la mayoría de las empresas se enuncian problemas de comunicación, por múltiples motivos, pero uno muy común y poco visible, es la falta de tiempo.
Liderar implica comunicarse con la gente. Por eso, el canal más valorado en las empresas es el cara a cara: es el momento de la verdad, ya que el líder está mostrando que tiene claro el camino y que sabe cómo avanzar con el equipo.
Los jefes actuales tienen el desafío de hacerse el tiempo de llevar adelante lo que la empresa les exige, y además poder acercarse para hablar, que quizá sea la tarea más importante del día y no lo saben.
Los colaboradores quieren estar informados de lo que sucede donde trabajan. La comunicación se construye para generar cultura y para labrarla en la gente; sin ella, surgen dudas en los colaboradores acerca de sus obligaciones, el rumbo de la empresa y el rol de cada uno.
Atenuar la incertidumbre también es un trabajo de la gente. Es decir, si la empresa tiene una cultura comunicativa, ellos pueden consultar lo que sucede con un determinado tema. Es responsabilidad de los colaboradores salir de las sombras de la incertidumbre y mantenerse informados.
Cuando tenemos incertidumbre, surge el miedo. No conocer que es lo que va a pasar en nuestra empresa, nos da miedo y el miedo nunca es bueno.
Como líderes debemos detectar cuando nuestra falta de comunicación genera miedo en la gente, cuando no nos estamos haciendo tiempo para contar esas cosas importantes y la gente empieza a trabajar menos a estar consultando que es lo que pasará. Hay que saber ponerse en el lugar del otro y disminuir una sensación de miedo.
Cuando no hay comunicación, aparece el miedo y eso genera parálisis. Ante el rumor de algún cambio, la mayoría ocupa parte de su día de trabajo en conseguir información. Hablan con todos. Los grupos informales de comunicación se colman de comentarios, tratando de conseguir datos y novedades sobre ese tema que tanto les preocupa.
Todo el mundo está expectante, entonces la organización se frena. Se produce el rumor y luego confusión, seguida de malhumor, desmotivación y más parálisis.
No hay que ser un genio para saber que cuando una persona está paralizada es menos productiva para la organización. Pero no lo podemos demostrar fácticamente porque la CI tiene una deuda pendiente con las herramientas de medición. Año tras año se intentó buscar diferentes mecanismos de medición para cuantificar los éxitos de la Comunicación Interna, aunque no se ha logrado del todo. Y seguramente pasará tiempo hasta que aparezca esa “fórmula” que permita ver cuánto se invirtió y cuánto mejoraron los resultados.
Las empresas deberían ser lugares para que las personas se desarrollen, donde puedan hacer lo que le gusta, y al mismo tiempo que todo eso deje ganancias para ellos y para la empresa. Si las personas no están informadas, y eso genera incertidumbre, logramos que ellos sean menos productivos y afecten la rentabilidad del negocio. Venimos de muchos años donde la empresa exigía y el empleado debía cumplir, sin importar si se sentía bien, si le gustaba o no, si creía o no en lo que le decían. Pero eso cambió, tenemos organizaciones que son una red de conversaciones y eso hace que sean más rentables.
Como conclusión, las empresas a veces se preocupan por qué comunicar y no por cómo lo hacen; permanecen con la idea de informar para cumplir y no cumplir con mantener informada a la gente. Las que inicien bien sus procesos de comunicación lograrán un impacto positivo en la rentabilidad de la empresa, ya que sus colaboradores sabrán donde trabajan, sabrán lo que tiene que hacer, sabrán qué aporte dan ellos a la organización y por sobre todo, sus trabajos tendrán sentido que, en definitiva, es uno de los logros más grandes que puede alcanzar la comunicación interna.
*Artículo publicado en el Monográfico de Comunicación Responsable de Corresponsables