Han sido muchas las veces que hemos oído la frase «lo que no se comunica, no existe» y quizás por esta razón, las organizaciones hemos tenido la necesidad de comunicar lo que hacemos, lo que ofrecemos, lo que nos diferencia… todo aquello que consideramos importante comunicar a nuestros grupos de interés.
Por otra parte, el desarrollo exponencial de la tecnología, que ha hecho que se incremente tanto el número como el tipo de canales de comunicación, la accesibilidad a los mismos desde cualquier dispositivo, cualquier punto geográfico y sin limitación temporal, ha hecho que estemos expuestos a un exceso de comunicación/información, que no siempre ha conllevado una mayor calidad, ni ha facilitado el análisis objetivo de la misma o la toma de decisión.
Pero algo está cambiando en la sociedad. Quizás influenciado por estos dos aspectos anteriores y por la crisis de valores y de confianza que hemos vivido, estamos ante un cambio social, en el que el individuo/receptor empieza a adquirir un mayor poder en el proceso de comunicación, y donde es clave obtener su confianza.
En los distintos trabajos desarrollados en los grupos de ObservaRSE, sea cual sea el grupo de interés al que nos dirigimos, hemos identificado criterios comunes a tener en cuenta en una comunicación responsable. Criterios como transparencia, valores, coherencia, compromiso, diálogo… que nos indican que ya no vale comunicar por comunicar y es clave buscar la confianza, la corresponsabilidad del receptor del mensaje y empoderarle dentro del proceso de la comunicación. Donde debemos dejar de hablar y actuar más. Donde los hechos hablen por sí solos o sean los empleados, clientes o representantes de otros grupos de interés, distintos a la propia organización y su departamento de comunicación, los que pongan en valor la acción y participen en su difusión y réplica.
Porque ya lo decía Aristóteles, «los discursos inspiran menos confianza que las acciones». Y quizás este sea el nuevo paradigma en la comunicación con el que nos encontramos: inspirar con las acciones, buscando compartir, crear valor y generar confianza bidireccional con el receptor de la comunicación que pasa a convertirse en emisor principal.
*Artículo publicado en el Monográfico de Comunicación Responsable de Corresponsables.